Ser sumisa y azotada es el destino de una mujer. Toda perra quiere ser castigada y ahuecada. Y si el amo lo desea, será follada no sólo por sus amigos, sino también por máquinas con pollas. Al mismo tiempo, la doncella se vuelve cada vez más lujuriosa y disponible. La lujuria es ahora su razón de ser.
El anciano profesor no había tenido sexo en mucho tiempo, y si lo había tenido, no fue precisamente con una belleza tan impresionante. ¿Cómo no va a aceptar echar un polvo si la alumna se abre de piernas y expone su coño? ¡Anotación!